El eco de nuestros pasos
Viernes 1 agosto 2025
Hace unos días me vi caminando por una playa en Menorca. Era uno de esos días calurosos de verano en los que suelo pasear por Son Saura a las siete de la tarde, cuando visito la isla por vacaciones. El sol decadente, pensando en ponerse sobre el horizonte de nuestro Mediterráneo, provoca unos colores especialmente azules, verdes y, sobre todo, amarillo, como lágrimas sobre el agua cristalina; no menos brillante es el camino dorado que emerge de la arena marfil de este rincón de la tierra.

Laura Moret. Son Saura -Menorca-. 2025.
»El crepúsculo es la hora en que el cielo se convierte en una paleta de emociones». Víctor Hugo.
Siempre me han llamado la atención las huellas que deja la gente en la arena, donde cada pisada es única, creando sus propias sombras, dibujando una personalidad subyacente. Pies grandes, pequeños, plantas completas unas y otras más desdibujadas por el rastro de una ola que se ha deslizado sinuosamente por la orilla. Un sendero ordenado se dirige hacia el agua, mientras se aprecian, en dirección opuesta, surcos más profundos y dispersos, que indican carreras por ocupar un sitio en la toalla, extendida sobre el grano de marfil cálido. Siempre el mismo mapa habitado por distintos personajes.
Sin embargo, esa tarde algo era distinto. Las impresiones humanas se entrelazaban con señales que bien se podrían haber dibujado en la imaginación de un artista. El clima era perfecto y cada uno se dejaba abrazar por él, según sus propios ritmos interiores. Mi alma, en ese instante, me pedía paz, desconexión del mundo. Hacía mucho tiempo que mi mente no encontraba sosiego; sin embargo, esa tarde me sentía en calma.
Todo a mí alrededor me resultaba inspirador, aunque mi atención se centró algo más en los surcos paralelos que había dejado un caballo en su trote, como si el paisaje guardara la memoria de su paso. Tal vez porque me recordaban la necesidad de avanzar sin perder el equilibrio o quizá porque, en su repetición, encontraba un orden que mi mente anhelaba. Decidí no pensar en un porqué y dejarme llevar por los trazos, decidí fluir, en vez de intentar controlarlo todo. Pequeñas estrellas se entrelazaban con las impresiones equinas, estas más desordenadas, como si no tuvieran un rumbo fijo, esbozando suavemente un zigzag interrumpido, en el que parecían dudar entre el cielo o la tierra.

Laura Moret. Playa de Son Saura - Menorca-. 2025.
Mi abstracción de la realidad me llevó a meditar sobre la importancia que tiene la palabra huella.
Una huella es una marca, generalmente miramos hacia el suelo cuando oímos esa palabra, ya que la impresión que dejan nuestros zapatos al andar es lo primero que nos viene a la cabeza. Pero hay mucho más detrás de ella, tanto que te puede acompañar toda tu vida, generando distintas emociones que tienes que aprender a gestionar para estar en calma contigo mismo. ¿Qué huella dejan los demás en ti? ¿Es dolor? ¿Alegría? ¿Has sufrido un cambio por dentro? ¿Qué has aprendido? ¿La llevarás contigo siempre o pasará efímeramente, como algo que realmente no ha grabado tu existencia?. Me quedo con las marcas de amor incondicional, aquellas que te aceptan tal como eres, ayudándote a crecer espiritualmente. Me quedo con almas cristalinas que, aunque siguen su aprendizaje, tienen un latido para impulsar el tuyo.

Laura Moret Mis huellas, 2025. Molde pies realizados por clínica del pie Juanjo Martinez Bertolín .https://www.instagram.com/clinicadelpiejuanjomartinez/?hl=es

Otro tipo de impronta que camina junto a un artista es su esencia, la impresión que deja sobre un soporte, no importa de qué material se trate, son las señales que muestran que, por ahí, ha pasado ese alquimista de formas, tatuando una manera de ser, revelando un lenguaje, unos símbolos, una memoria que resiste frente al olvido. Crear es permanecer.

Laura Moret trabajando en Despertar en UPV-Valencia en 2021 . Proceso talla de arenisca con martillo neumático, martillo y gradina manual.
En definitiva, una huella es como una cicatriz que resiste el paso del tiempo, solo hay que saber llevarla. No la puedes ocultar para siempre, has de vivir con ella y sentirte bien. Cada una te marca y, como un pequeño rompecabezas, te va formando. Solo tú tienes el poder de ese crecimiento y solo tú decides la forma en la que tu esencia incidirá en los demás, de una manera o de otra, sabiendo que lo que dejas en los otros representa una parte de ti. Desprendes paz cuando aceptas tu singularidad, eres tú y caminas firme. La marca que dejas es auténtica. Desprendes luminosidad, sin miedo, reconciliándote contigo mismo, habitando tus sombras, del mismo modo que reconoces tu brillo. Esas serán tus huellas, esa será tu esencia: tú.

written by Laura
Deja un comentario
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *