Esculpir para soltar
Martes 1 julio 2025
La piedra guarda, en su reposada presencia, un misterio. El artista, al esculpirla, transforma la materia revelando lo invisible, un latido atrapado en un tosco recipiente, esperando a ser descubierto. En este diálogo íntimo, nace un vínculo entre materia y esencia, entre lo que resiste y lo que cede, creando un apego al proceso. La escultura final es algo más que una obra, es el encuentro de un ser sensible que rechaza lo superfluo, desbastando con su cincel, sintiendo emerger la belleza que se esconde en su interior. Esta dureza, que actúa como mecanismo de defensa, poco a poco, se va suavizando y perdiendo capas, aflorando algo auténtico, sin miedo a ser lastimado.
El escultor conecta, ama la piedra, es un aprendizaje, una transformación renovadora del alma.
Hay que conocer el origen de la piedra del mismo modo que uno intenta conocerse a sí mismo, de dónde viene, cuánto tiempo ha estado dormida, descubrir su historia y conectar con cada veta. Cuando comprendes su procedencia, la comunicación es más profunda. Adentrarse en la cantera es integrarse en la propia infancia de la tierra, su origen; una fusión entre la materia y el artista.

Laura Moret. Cavas de Carrara. 2016.
»Esculpir es una forma de recordar quién eres. Eliminar el exceso hasta que solo quede lo verdadero». Barbara Hepworth.
La cantera es una metáfora de tu propia vida, a la que se puede acceder desde fuera o interiormente, donde nacen los miedos, y, en consecuencia, las rigideces, donde se oyen voces internas y silencios abrumadores, dejando vacíos difíciles de llenar. Semejante a las vetas son las heridas que te atraviesan a lo largo del tiempo, líneas frágiles, que creyendo ya curadas, se quiebran en el momento más inesperado, mientras que otras siguen resistiendo a modo de cicatriz durante toda tu existencia.
Cuando conoces su origen, trabajar la piedra es como trabajarse a uno mismo desde su propio génesis, se produce una conversación interior, en la que el paisaje exterior también juega su papel, modelándonos a su propia imagen. El resultado puede ayudarte a la reconstrucción de una vida fraccionada, vinculándote a tus raíces, reconociéndote y, de esta forma, hacerte más auténtico.




Laura Moret. Cavas de Carrara. 2016.
La extracción del mármol se realiza desde el interior o por fuera de la montaña
La piedra llega a ser tu mejor amiga, quien protege tus secretos, la guardiana silenciosa, resistente a tormentas, con la que se dialoga místicamente, creando un lenguaje ancestral. Mientras le preguntas qué secretos guarda en su duro corazón, te responde, con voz firme, si vas a ser paciente a la hora de revelar lo que se esconde en su interior. Hay que dejarla hablar, escucharla y descubrirás extractos de ti mismo. Es el sustrato inicial que, muchas veces, manifiesta su voz a través de mujeres valientes trascendiendo lo visible, dejando una huella duradera en el tiempo.
Camile Claudel (Francia, 1864–1943), pionera salvando los obstáculos de esta materia prima, demostró que esculpir la dureza del mármol no era cuestión solo de hombres; siempre a la sombra de Auguste Rodin, se hizo respetar con sus obras de intensa carga emocional, donde un dinamismo pasional fluye, otorgando vibración al rígido material. Probablemente, hubiera destacado por encima del propio Rodin en una sociedad con menos limitaciones para las mujeres artistas.

Camille Claudel trabajando en Vertumne et Pomone, también conocido como Sakuntala, 1903

Fue Louise Bourgeois (Francia/EE.UU., 1911–2010), quien nos ayudó a entender que no existen barreras entre los materiales “duros”, siempre relacionados con la masculinidad, y la fragilidad de la que pueden estar dotados a través de las manos femeninas. Una artista que fusionó memoria, cuerpo y entorno, utilizando tanto la piedra como el hierro en su aportación al lenguaje artístico, creando instalaciones que invitan a la reflexión y la introspección.
Louise Bourgeois trabajando en Sleep II en Italia en 1967 . Fotografía: Studio Fotografico, Carrara y la Fundación Easton
El mundo del arte tiene el poder de ayudar, a modo de catarsis, tanto en el sujeto creador como en el que actúa como espectador. En las obras se esconden sentimientos, emociones y experiencias que pueden provocar reacciones en la humanidad haciéndonos comprender que nuestras batallas emocionales no son exclusivas.

written by Laura
Deja un comentario
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *